Ese león de granito está en una columna de la misma piedra, en el Alto de los Leones. A un lado, las montañas caen hacia Madrid y, al otro, hacia Segovia. Pero yo no diría que vigila la frontera. No parece de esos leones de piedra alertas, sino de los cansados y un poco hartos. Tal vez sea lo normal. El tiempo ha ido erosionando el granito y los avances le han dejado en mitad de una isleta rodeada por las pistas de la N-VI. Tiene un mesón a un lado y al otro un bar ya abandonado. Le rodean los bosques de la sierra y aunque antes cualquiera que viajase desde Madrid hacia el norte pasaba a su sombra, ahora hay muchos que ni le conocen: toman siempre por el túnel, aunque no tengan prisa, preocupados siempre por llegar lo antes posible al destino. Y así sucede que ya nunca pasan bajo la mirada del león de Guadarrama.
Ávila-Salamanca II. El león de Guadarrama, texto.
por admin | Abr 14, 2006 | Viajes | 0 Comentarios
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