Me fascina la facilidad con que entre dos personas se crea un mundo privado de palabras, señales, gestos. Es como una sinergia de actitudes y orientaciones. A todos nos ocurre con cierto número de gente. En cambio con otros es como si tuviéramos entremedias un muro de plomo. Si eso es así, siempre estará ahí y no conseguimos salvarlo, y mira que a veces lo intentamos. Lo intentamos.