Con los cuadros me pasa lo que con las poesías: no tengo ni idea. Me gusta lo que me gusta, y creo que eso es suficiente. Lo que quiero decir es que no soy un hombre instruido en pintura; no sé mucho de estilos y desconozco a muchos pintores que, según los entendidos, son básicos.
            En una novela, creo recordar que es El palacio de la Luna, de Paul Auster, uno de los protagonistas instruye a otro sobre cómo mirar un cuadro; recuerdo que era una escena curiosa. Yo no sé si para ver una pintura hay que saber de técnicas y recursos pictóricos. Desde luego, para disfrutar de un libro, no es necesario saber nada de historia de la literatura ni de estructura narrativa: o entra, o no entra. Digo yo que no es lo mismo averiguar la composición química de un alimento que degustarlo.
            A mí, con los cuadros, con las imágenes en general, me ocurre lo que a mucha gente. De repente topo con uno, me llama la atención, me gusta, me entra por el ojo, como se suele decir. ¿Por qué? Pues por razones varias. Unos me llaman la atención por lo curiosos, otros me parecen exóticos, hermosos… Y aquí, en esta categoría, voy a procurar ir poniendo poquito a poquito algunos de esos con los que me he ido topando y me han entrado por el ojo.