Dejé la estepa

cansado y aturdido;

pasto de la ansiedad.

No hay otros mundos

pero sí hay otros ojos,

aguas tranquilas

en las que fondear.

Mar antiguo, madre salvaje,

de abrigo incierto

que acuna el olivar.

Muge mi alma confusa y triste;

ojos azules en los que naufragar.

Te he echado tanto de menos

patria pequeña y fugaz;

que al llegar cruel del norte el huracán

no se apague en tu puerto el hogar.